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El cuadro se transforma en lienzo, el artista crea su particular obra de arte, el atleta expresa el máximo de su rendimiento. De este modo se crea un producto inimitable.
Unico.
El rendimiento deportivo y el arte pueden parecer dos mundos muy distantes. Por un lado, el físico, el sudor, la competitividad. Por el otro, creatividad, introspección y un toque de locura. No obstante, existe un fuerte vínculo que subyace en estas dos disciplinas: el empeño total. Atleta y artista comparten fuertes valores de los que no consiguen desprenderse: pasión, compromiso y constancia. Sin estos ingredientes básicos, no habría deporte de alto nivel ni arte que valga. Por eso Wilier quiso sentar el arte y el deporte en una misma mesa. Y Unico es el resultado.
Al igual que el atleta y el artista, en Wilier Triestina se cultiva la Pasión. Pasión por el ciclismo, por supuesto, pasión por su trabajo, pasión por la belleza y la armonía de las cosas, dedicación constante para que sus productos tecnológicamente avanzados sigan evolucionando.
